Frida manifestó tanto su fuerza como su vulnerabilidad en La columna rota, 1944, pintada durante el periodo de cinco meses cuando se vio "castigada" con un corsé de acero.
"Mejoré un poco con el corsé, pero ahora vuelvo a sentirme igual de mal y estoy ya muy desesperada, pues veo que nada mejora la condición de la espina."
"Mejoré un poco con el corsé, pero ahora vuelvo a sentirme igual de mal y estoy ya muy desesperada, pues veo que nada mejora la condición de la espina."
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